AUTOESCUELAS

Aun recuerdo, supongo que como todo el mundo, mi época en la autoescuela. Todos contamos como nos fue, como el que ha ido a la mili y cuenta sus batallitas. Mi autoescuela era muy cutre, mi profesor no tenía el título (esto lo he sabido después) y por eso el examen lo hice con otro señor, y me pusieron como excusa que había tenido problemas con algunos examinadores. Estaba muy gordo y el Seat Ibiza negro que aprendí a llevar siempre estaba torcido del lado derecho. Además me decía que le pagase las clases a él, no a su madre, que era la propietaria de la autoescuela, para no tener que subir a la oficina. En realidad creo que se quedaba con el dinero.

Como decía yo aprendí a manejar un Seat Ibiza negro, lo sabía aparcar a partir de varios trucos tipo "hasta que el espejo llegue has aquí", "cuando dejes de ver el faro" y cosas así. Luego ya cuando me dieron el carnet aprendí a conducir.

Que mi batallita sea así de lamentable no me hace pensar que las de los demás sean mejores. La impresión que da con todo esto es que lo de las autoescuelas no está del todo inventado para aprender a conducir sino para sacarle el dinero a la gente.

Realmente a lo que se aprende es a superar un examen. No se aprende a conducir. Porque conducir debería ser algo más que mover un coche más o menos hábilmente. Debe tener una parte de educación, una parte de psicología, una parte de técnica y una buena dosis respeto a los demás.

Conducir también es circular y circular implica al resto de conductores que no son el enemigo. Pero esta parte no se enseña.

Si el aprendizaje es malo el examen es peor. Un señor o señora se sienta detrás de ti y en menos de un cuarto de hora averigua si sabes conducir y aun más, si estás preparado mentalmente para ello.

¿No sería conveniente reformar algo este obsoleto sistema? No estaría mal que la evaluación de las aptitudes del alumno las pudiera hacer también la propia autoescuela. Para eso habría que hacer 3 cosas. La primera cambiar la filosofía de las clases de técnica de conducción actual, dirigida casi exclusivamente a aprender a aprobar un examen tipo que es el que existe ahora. La segunda es cambiar ese examen tipo por algo parecido a una evaluación y evolución continua cuyo resultado sería estar preparado para conducir no para aparcar el Ibiza. Y tercero incluir además de la preparación para esa técnica de conducción actual una preparación psicológica, una educación vial, tan importante como la preparación técnica.

El alumno no tendría porque ir a un examen de un cuarto de hora en el que todos sabemos que nos tiembla todo y que no encontramos ni los pedales. En el que te juegas, sobre todo, una pasta.

Quizás en esto no se ha pensado a la hora de planificar como hacer descender el número de muertos en nuestras carreteras, pero si se hiciera quizás esto también "pondría freno".

Comentarios