Las celdas de batería NCM 811 de ENERZ estarán disponibles en 2019


Para aumentar la densidad de energía existen dos posibilidades; o bien aumentar el porcentaje de níquel en el cátodo o el de silicio en el ánodo



La empresa estadounidense ENERZ pondrá en el mercado el año que viene su nuevas celdas de batería basadas en cátodos NCM 811 (níquel-cobalto-manganeso) con las que no logra un aumento significativo de la densidad de energía de sus celdas pero sí un bajo coste, un largo ciclo de vida y una alta densidad de potencia.

A modo de introducción

Las baterías de litio se caracterizan por la química utilizada en el cátodo. Las primeras baterías de litio usaban una química de óxido de litio-cobalto, llamadas a menudo batería de litio o LiCo. Más tarde, se usaron óxidos de níquel, manganeso y hierro. A las químicas de litio se les asignan nombres como NCM (níquel, cobalto y manganeso), NCA (níquel, cobalto y aluminio) o LiFePO (Litio, fósforo y hierro) para distinguirlos entre sí. En la mayoría de los casos el litio no se utiliza en estas designaciones. Por otro lado los números que siguen a los compuestos químicos significan las cantidades relativas de cada uno de los elementos en la composición (NCM 111 significaría partes iguales de níquel, cobalto y manganeso, el 33% de cada componente, por lo que a veces se denominan NCM 333).

La tecnología NCM en el cátodo

ENERZ ha utilizado la tecnología de baterías NCM durante años, aplicada sobre todo a vehículos pesados, principalmente autobuses. Los compuestos por níquel, cobalto y magnesio (NCM) ofrecen un excepcional balance de potencia, energía y estabilidad térmica a bajo coste. Los investigadores han demostrado un aumento de la vida útil. Las celdas muestran solo una reducción del 5% de la capacidad después de 1.200 ciclos de carga-descarga. Eso indica un ciclo regular de vida de más de 4.000 ciclos. Otros investigadores también han notado una mayor mejora con la adición de aluminio a un cátodo NCM.



Recientemente esta empresa estadounidense con sede en Indianápolis ha aumentado la energía de sus celdas NCM 622, esta vez interviniendo sobre el ánodo, en el que se ha reemplazado el carbono (HC) por grafito lo que le ha permitido incrementar la densidad de energía a cambio de una pequeña reducción de su ciclo de vida y de la densidad de potencia. El diseño de las celdas de batería siempre responde a un compromiso entre la durabilidad (ciclo de vida), la estabilidad/seguridad, el coste, la potencia y la densidad de energía. No se puede tener lo mejor de todas estas características en una misma celda.

El ánodo también importa

Si bien la química del cátodo es la que ofrece más posibilidades para modificar las características finales de las celdas (NCM, NCA, LOT, LCO), el ánodo también tiene su importancia. De hecho para aumentar la densidad de energía existen dos posibilidades; o bien incrementar el porcentaje de níquel en el cátodo o el de silicio en el ánodo aunque esta segunda opción complica el mantenimiento estructural de la celda. Para lograrlo lo habitual es incorporar un recubrimiento cerámico, que es complicado de implementar y en el que la coreana SK Innovation es líder.

Entre los avances más importantes que ha logrado ENERZ está la puesta en el mercado el próximo año de sus nuevas baterías NCM 811 acompañadas de un ánodo de silicio/carbono, lo que reduce la necesidad de cobalto, cuyo suministro es limitado por su escasez y su control por parte de muy pocos suministradores, muchos de ellos de origen chino. Con estas nuevas celdas ENERZ no ha buscado lograr un aumento significativo de la densidad de energía de sus celdas pero sí un coste bajo, un largo ciclo de vida y una alta densidad de potencia.  De hecho las celdas NCM 622 de AESC, que monta el nuevo Nissan Leaf cuentan con mayor densidad de energía puesto que su ánodo contiene mayor cantidad de silicio.

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